viernes, 28 de diciembre de 2007

Los Simpson, sociología en estado puro.


Los Simpson es una telecomedia de animación estadounidense creada por Matt Groening en 1989 para la cadena Fox. Actualmente, tras 17 años ininterrumpidos de emisión (que equivalen a 19 temporadas, 418 episodios de poco más de 20 minutos cada uno, y 21 premios Emmy), la serie sigue emitiéndose de forma exitosa en numerosos países. Muy influida por Los Picapiedra y la sitcom Matrimonio con hijos (teleseries a las que ha rendido homenaje en algún episodio), Los Simpson ha sido también referente ineludible de otras series posteriores como South Park, Futurama, Padre de familia y American dad.
Como su propio título indica, Los Simpson se ocupa de las aventuras y desventuras de la familia Simpson, compuesta por el matrimonio que forman Homer y Marge, y por sus tres hijos: Bart, Lisa y Maggie. Además de estos 5 personajes principales, Los Simpson posee un nutrido y dispar elenco de personajes secundarios que le aportan gran diversidad argumental y una estructura netamente coral, por lo que podríamos decir que el verdadero protagonista de la telecomedia es la localidad en la que se desarrolla, Springfield, una imaginaria ciudad de provincias situada en un lugar indeterminado de los EEUU.
Aunque existen decenas de pueblos y ciudades a lo largo de EEUU con ese nombre, Springfield es una ciudad ficticia. Es precisamente la asiduidad de este topónimo la que refuerza la idea de que la ciudad en la que viven los Simpson constituye un espejo paródico de la sociedad estadounidense. La elección del apellido Simpson tampoco es casual y está encaminada en este mismo sentido representativo, pues también se trata de un nombre bastante común en aquel país (su marcada presencia podría equivaler aquí a la de Rodríguez o Gómez).
Los Simpson son la representación hiperbólica de la familia media estadounidense. Homer Simpson representa al cabeza de familia primitivo y egoísta, hastiado de su trabajo y de inquietudes culturales más bien limitadas, por no decir nulas. El consumo de cerveza, la comida ultracalórica y poco elaborada, y las horas muertas frente al televisor constituyen las únicas motivaciones de este ser adocenado que, pese a sus muchos y desagradables defectos, es capaz de despertar cierto encanto en el espectador. Marge, por su parte, representa a la típica madre de familia dedicada a "sus labores". Dependiente económica y afectivamente de su marido, y condicionada por sus hijos, Marge es la imagen de la mujer sacrificada (y frustrada) que ha renunciado a su independencia a cambio de ocuparse de los suyos, esta ocupación no es demasiado valorada por nadie, cosa que simboliza el papel secundario y supeditado a que la sociedad estadounidense ha relegado al sexo femenino. Bart, el hijo mayor, es la personificación del fracaso del sistema educativo norteamericano, amén de la repetición por mímesis de los valores adultos (los de su padre) más despreciables de nuestra sociedad. Lisa, por contra, es el contrapunto a tanta mediocridad, pues sus valores ecologistas y solidarios, así como sus inquietudes culturales e intelectuales, contrastan marcadamente con el desinterés acrítico de la familia. Pese a ello, la hija mediana de los Simpson, simboliza la incomprensión y marginalidad que estas actitudes minoritarias padecen en los EEUU. Por último, Maggie, de apenas unos meses, es un personaje totalmente indefinido, ni habla, ni anda, y su papel en la serie en muchas ocasiones es de mero comparsa. Esta indefinición, que inicialmente podría ser achacable a un desinterés o dejadez por parte de los creadores, es más buscada de lo que parece, pues Maggie es la incógnita generacional, la esperanza en el futuro: ¿Cuando crezca, reproducirá Maggie los patrones de comportamiento que observa?.
El rico elenco de secundarios que posee la serie permite ir muchísimo más allá de lo que ofrecen sus 5 personajes principales. Abe Simpson, el padre de Homer, es el claro reflejo del "molesto" rol que la sociedad norteamericana atribuye a la tercera edad. Patty y Selma, las dos hermanas mayores de Marge, son dos mujeres cuya soltería las convierte en la representación de la feminidad frustrada. Ned Flanders, el vecino de los Simpson, sirve para parodiar a las familias evangelistas, de influencia creciente en los EEUU. Y las relaciones de Homer con éste son una exageración de las envidias que en buena parte rigen las relaciones vecinales en las ciudades de provincia. Por último, los personajes de la central nuclear en la que H. Simpson trabaja dan buena muestra de lo que son actualmente las relaciones laborales en los Estados Unidos: sindicación inexistente, profesionalidad nula y una exigua tabla de derechos laborales marcada por el despido libre.
Es innegable que la serie creada por M. Groening posee un marcado y explícito tono crítico, aunque no menos cierto es que sus creadores han tratado siempre de mimar a todos y cada uno de sus personajes. Lejos del escarnio despiadado, el retrato que de éstos se hace siempre despierta una sensación de cariño en el espectador. Este característico encanto que desprenden los personajes se debe sin duda a una mirada por parte de sus responsables parcialmente complaciente -condescendiente si se quiere-, que en nada enturbia la calidad que posee la serie, posiblemente una de las más exitosas e influyentes de la historia de la televisión.

1 comentario:

Paula dijo...

Estoy muy de acuerdo contigo, sin embargo he observado esos patrones de conducta fuera de EUA, con lo qe la serie trasciende a las fronteras y muestran los efectos de la globalización en diferentes culturas