viernes, 24 de diciembre de 2010

Un chino en Houston.


Narradora de las chanzas y sinsabores del bailarín chino Li Cunxin, esta producción australiana se muestra mucho más preocupada en exponer su nada velada vertiente política (eminentemente crítica con el régimen maoísta), que en desarrollar su también evidente faceta de drama biográfico.

Anteriormente, películas como ¡Vivir! (1994), de Zhang Yimou, Balzac y la joven costurera china (2002), de Dai Sijie, o Memorias de China (2004), de Jiang Xiao, ya se atrevieron, desde los márgenes del melodrama costumbrista, a cuestionar el despotismo, la manipulación y la opresión que se vivía en China bajo el yugo comunista. Pero, a diferencia de la película del veterano Bruce Beresford (director de la aclamada Paseando a Miss Daisy), ninguna de ellas cayó en el error de hacer una comparativa entre oriente y occidente.

Y es que El último bailarín de Mao nos presenta, de manera algo capciosa, unos EE.UU que, bajo el mandato de Ronald Reagan, alcanzan el falsario estatus de paraíso terrenal y de centro mundial de la libertad y la abundancia. Un discurso que, a todas luces, resta emotividad (y credibilidad) al relato, que podría haber funcionado bastante bien si esta deriva “capitalista” hubiera sido más moderada.

MI TOP 2010

La cinta Blanca (M. Haneke)
En tierra hostil (K. Bigelow)
Exit Through the gift shop (Bansky)
Two Lovers (James Gray)
Invictus (Clint Eastwood)
Anvil (Sacha Gervasi)
Copia Certificada (A. Kiarostami)
Carancho (E. Trapero)
Toy Story 3 (Lee Unkrich)
The girlfriend experience (Steven Soderbergh)
Kick ass (M. Vaughn)
Scott Pilgrim contra el mundo (Edgar Wright)
Origen (C. Nolan)
Shutter Island (M. Scorsese)
Machete (Robert Rodríguez)
When You're Strange (Tom DiCillo)



viernes, 17 de diciembre de 2010

Retorno al pasado.


La representación de una versión actualizada de La Venganza de Don Mendo, en un conflictivo pueblo del interior de Andalucía, es la excusa argumental para el desarrollo de esta comedia coral y de enredos. Una comedieta habitada por guardias civiles, putas, folklóricos y demás personajes ibéricos, que recurre a un costumbrismo grueso de lo más manido, a un reparto cansino hasta el hartazgo (P. Ej., María Barranco y Antonio Resines haciendo los roles que han hecho siempre) y a un tono cómico demasiado anclado en las viejas (y, por suerte, ya superadas) “glorias” vividas por nuestro cine patrio durante la década de los 80.

Don Mendo Rock, bajo una apelación a la multiculturalidad cogida por los pelos, nos retrotraerá a películas tan pretéritas como Sé infiel y no mires con quién y Bajarse al Moro (ambas de Fernando Colomo), La corte de Faraón (del propio García Sánchez) o La noche más hermosa (de Manuel Gutiérrez Aragón), pero nunca nos sugerirá nada fresco, sorprendente ni mínimamente gracioso. El hecho de que José Frade, el productor que ha sido considerado el padre del denominado "landismo", esté detrás de este despropósito, es más que revelador.

El mejor filme español del año.


Los premios y los elogios públicos (Balada triste de trompeta ha sido galardonada con el mejor director y el mejor guión en Venecia) pueden constituir una arma de doble filo para el objeto halagado, pues aunque representan un aliciente inmejorable para que el público acuda ilusionado a las salas, también pueden generar en él expectativas erróneas o, directamente, falsas.

Algo semejante es, en mi opinión, lo que al nuevo filme de de la Iglesia le puede suceder, ya que si bien se trata de un relato historicista, que alegoriza con cierta fortuna algunos de los elementos que caracterizaron a la España franquista, no debemos olvidar que es también una obra personalísima, firmemente enraizada en el imaginario de su director, quien se salta cualquier atisbo de veracidad y apuesta por la extravagancia negra y mordaz.

Si se aceptan sus propios códigos internos, su vertiente declaradamente grotesca y su mezcla de autorreferencias (parece una revisión perversa de Muertos de risa) y de influencias dispares (surrealismo buñueliano, esperpento berlanguiano, gore, cómic, desmesura violenta entre Miike y Tarantino, caspa patria), Balada triste de Trompeta sorprende y satisface. Aunque el listón no estaba demasiado alto, es de lejos la mejor película española del año.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Padre e hijo.


Mirada íntima, pausada y antropológica a las interioridades de una familia judía compuesta por un rabino, su esposa y su hijo pequeño, y que se centra, esencialmente, en la relación que mantiene el mentado rabino con su vástago, una relación paterno-filial marcada por el autoritarismo y la desatención de aquel a causa de su excesivo fervor religioso.

En su ópera prima, el israelí David Volach documenta fidedignamente algunos de los ritos y tradiciones hebraicas, y se muestra delicado en su tratamiento; parsimonioso y contemplativo, en su exposición; y, en sus trágicas conclusiones, crítico hacia el fanatismo judaico.

Nos hallamos, pues, ante una apuesta arriesgada e interesante, pero no apta para espectadores convencionales: a la tibieza de su denuncia, My Father, My Lord suma también un exasperante ritmo, tan retardado y poco ágil que puede llevar al tedio más absoluto hasta al más paciente y predispuesto.

viernes, 12 de noviembre de 2010

¿In...sufrible?


Supuestamente basada en hechos reales, Imparable, el nuevo trabajo del pequeño de los Scott, da cuenta de un caso de colisión ferroviaria que fue salvado in extremis por dos esforzados maquinistas en algún lugar de los EE.UU.

Mucho más cercana al género de las disaster movies que al thriller al uso (categoría en la que erróneamente se la ha querido encuadrar), la película nos ofrece una historia propicia para la realización inquieta y adrenalítica propia de su director: multicámara, fragmentados montajes en paralelo y ritmo vertiginoso a golpe de abundantes y repentinos cortes.

En el apartado actoral, el carismático y rentable D. Washington, que repite en su papel de héroe de a pie, se confirma como actor de cabecera de Tony Scott (tras El fuego de la venganza, Déjà vu y Asalto al tren de Pelham) y nos ofrece una interpretación correcta y sin errores de bulto, al igual que su compañero de reparto Chris Pine (Star Trek, Infectados).

Y es que realmente, no hay nada de lo que acontece en la pantalla que esté clamorosamente mal, que resulte insidioso o que caiga en el gazapo. No es posible concretar ningún aspecto reprensible en la realización, en el guión o en las interpretaciones... pero todo el conjunto es tan rutinario y convencional, tan reiterativo y poco sorprendente, tan poco interesante, tan cansino y trillado, que a uno le resulta casi imposible no descolgarse de la historia cual vagón desenganchado de un tren en marcha.

sábado, 6 de noviembre de 2010

¿Dónde están las armas de destrucción masiva?


En su arranque, al exponernos las dificultades que tiene una pareja madura en conciliar su vida marital y familiar con su trabajo de informadores secretos, Caza a la espía podría pasar por una versión dramática de Mentiras arriesgadas o de Señor y Señora Smith, película esta última dirigida también por el propio Liman.

Sin embargo, esta adaptación de las memorias de Joseph Wilson y Valerie Plame -dos agentes de inteligencia que fueron relegados al ostracismo por la administración Bush a causa del incómodo testimonio que representaban- es mucho más cercana al thriller político de los 70 que a cualquier fabulación aventurera.

Liman, consciente de la seriedad del berenjenal en el que se mete, procura de manera demasiado consciente no perder los papeles con derivas argumentales que pudieran parecer accesorias. Pero este exceso de celo y solemnidad resulta totalmente contraproducente al vaciar a la película de un interés argumental que vaya más allá de la evidencia, de lo que el espectador ya sabe o de lo que ya intuye desde el principio.

Resulta curioso ver como el creador de la exitosa saga Bourne, una trilogía que conjuga perfectamente acción con “trascendencia”, aquí se muestra incapaz de aplicar esta fórmula, renunciando, quizá por bloqueo, a cualquier conato de entretenimiento.

Lo peor es que en su faceta dramática y de denuncia, que parece ser la única que le interesa desarrollar al director, Caza a la espía tampoco funciona. Primero, porque su realización fragmentada, válida para narrar las pesquisas de Jason Bourne, no casa demasiado con el tono del film (los torpes insertos de imágenes reales de Bush JR. tampoco despejan esta sensación). Segundo, porque los siempre notables Penn y Watts nos ofrecen unas sus interpretaciones más desganadas y rutinarias de sus respectivas carreras.

Sin duda, era necesario afrontar por fin, desde la ficción cinematográfica, el espinoso tema de la invasión de Irak, así como denunciar la manipulación informativa de la que la administración Bush se valió para justificar su guerra contra el eje del mal, pero cuestión tan importante merecía un tratamiento más eficaz y productivo, un tratamiento como el que Paul Greengrass, precisamente otro de los responsables de la saga Bourne, aplicó este mismo año en Green Zone.

jueves, 28 de octubre de 2010

Quien tiene un amigo, tiene un tesoro.


El especialista en comedias Todd Phillips vuelve a probar fortuna en dicho género aprovechando que el buen sabor de boca que dejó su anterior película, Resacón en las Vegas, permanece todavía fresco en la memoria. Y lo hace sin devanarse demasiado los sesos, recurriendo a una mezcla de los tópicos, simples pero efectivos, pertenecientes a las road movies y de la buddy movies (pelis de coleguillas), y repitiendo también en el reparto con el actor greco-estadounidense Zach Galifianakis, el mejor, con diferencia, de aquel y de éste film.

Así pues, no es difícil imaginar que Salidos de cuentas es, ante todo, un carrusel de los enredos, torpezas y despropósitos sufridos en ruta por R. Downey Jr por culpa del extravagante carácter del citado Galifianakis. Y que, a causa de la gracia de éste último, la comicidad del film mantiene su tono pese a su falta de originalidad y su tendencia final a la exageración.

Las apariciones estelares (Juliette Lewis, Jamie Foxx y el rapero RZA) y la BSO (Wolfmother, Rod Stewart, Cream, Neil Young) sirven con eficacia para apuntalar un interés que va en descenso. Film que va a menos pero que evita, in extremis, la colisión.

martes, 26 de octubre de 2010

Sobre Stone y las medias.


Nunca he dudado de que las notas medias que aparecen en las bases de datos cinematográficas (FA y IMDB) pueden marcar la tendencia al voto de buena parte de los participantes. Así, si una película está valorada mayoritariamente mal, lo normal es que los votos venideros, ante la duda, tiendan a una valoración negativa, y viceversa.

Stone, el nuevo film de John Curran, no sólo me confirma este "fenómeno", sino que se me antoja un ejemplo exacerbado del mismo: mientras que aquí, en FA, el film tiene (a fecha del 26 de Octubre de 2010) un 3’8 de media, en IMDB, con 4 veces más votos registrados, la película se planta con una puntuación de 7.

¿Son los votantes de FA muy listos? ¿Los de IMDB muy tontos? Nada de eso, se trata de tendencia, de pura tendencia: ante la duda, el indeciso tiende a mimetizar el voto de la mayoría, lo que puede provocar desarreglos como el de Stone.

¿Y porqué le llamo desarreglo? Pues porque Stone es un film más que respetable. Es cierto que su trailer promete cosas que luego la película no desarrolla, pues en realidad Stone sólo flirtea con los códigos del cine negro (femme fatal Jovovic), del thriller (erótico, judicial, policial) y del drama carcelario, sin explotarlos satisfactoriamente para el espectador medio. Pero, ¿es en realidad Stone alguna de esas 3 cosas? Yo creo que no.

No perdamos de vista un aspecto esencial: los trailers son propaganda mercadotécnica que casi nunca se corresponden con la realidad. Así, si olvidamos cualquier influencia previa de su teaser, Stone puede ser calificada de drama humano, íntimo y existencial que sólo se vale de las convenciones genéricas para, mediante el lucimiento de sus actores (notables los tres), exponernos cuestiones referentes a la Fe, a la autoridad, al deseo y a la libertad. La realización, cargada de simbólicas imágenes (la de la abeja y la ventana, por ejemplo), ayudará a esta exposición reposada y trascendente. Stone es, en definitiva, una película para espectadores pacientes, desprejuiciados… y no influenciables.

domingo, 17 de octubre de 2010

El mercado del arte moderno.


Lo que a priori se presenta como una crónica bien documentada sobre el auge del street art, a la par que indisimulada loa al ya henchido ego del artista anónimo conocido como Banksy, tiene la envidiable virtud de reformularse con rapidez.

Tras sesenta entretenidos minutos de gracioso retrato callejero, compuesto enteramente por imágenes captadas con video casero, Exit Through the Gift Shop adopta un tono más serio sin perder su inicial ironía, y se convierte en una reflexión – en la que Banksy es sólo gancho y catalizador- que cuestiona el verdadero valor del arte contemporáneo.

Una reflexión que recela de los advenedizos de dicho arte y que se ríe de la actual modernidad artística, situando al film, en lo que a discurso se refiere, al mismo nivel que Fraude (Orson Welles, 1973). Una brillante lección, de proyección obligada en todas las facultades de Bellas Artes.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Yo soy la Diana... o Diana al desnudo (y nunca mejor dicho).


Aunque los nombres de sus protagonistas son diferentes, DiDi Hollywood plantea su argumento como si se tratara de una continuación natural de Yo soy la Juani, la anterior producción del director catalán Bigas Luna.

Pero mientras que aquel film, con todas sus taras y defectos, constituía un reflejo inédito (y bastante acertado) de la cultura y las aspiraciones de los jóvenes “poligoneros”, esta secuela no declarada se queda en el cliché manido y en la superficialidad más improductiva a la hora de retratar el ascenso de una españolita en la Meca del Cine.

Bigas Luna, que conoce el mercadeo cinematográfico igual de bien que Almodóvar, ha recurrido a la cotizada cara de la Pataky (además de a otros de sus muchos atributos femeninos) para asegurarse el éxito comercial. Sin entrar a valorar las limitadas cualidades artísticas de la actriz protagonista, esta estrategia será seguramante válida en la taquilla, pero ni deslumbrará ni despistará lo suficiente al espectador mínimamente exigente dentro de la sala, en el momento de percibir las muchas carencias de esta versión cutre de Eva al desnudo.

La pulcra y luminosa realización que luce la película no será tampoco un motivo de peso capaz de ocultar la poca profundidad dramática de todas las situaciones planteadas, la intermitencia de la mayoría de los personajes y la escasa emotividad de un insatisfactorio clímax. Fiasco.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Clooney, a quemarropa.


El protagonista de El Americano, el nuevo film del director de Control (el biopic sobre el cantante de Joy Division), está a medio camino entre el ascetismo profesional de Le Samourai (Jean-Pierre Melville), A quemarropa (John Boorman) o la reciente Los límites del control (Jim Jarmusch), y el afligido y solitario desespero de Jason Bourne.

Se vale la película de un tono demasiado encriptado y trascendente para lo evidente de su mensaje: el silencioso tormento que padece un hombre cuyo "oficio" le obliga a no encariñarse demasiado con la gente que conoce.

Además, la "estrella", la popularidad, de Clooney brilla en exceso y obra en contra de la austeridad que requiere el personaje en cuestión... Un personaje que, seguramente, hubiera ganado bastantes enteros si hubiera sido interpretado por un actor desconocido o semiprofesional.

Con todo, El americano es un film interesante que, pese a los buenos resultados iniciales que obtuvo en el box-office, se encuentra más cerca del cine de autor europeo que de la fórmula del blockbuster.

martes, 17 de agosto de 2010

The boys are back in town


Los mercenarios es un producto cinematográfico que no engaña a nadie y que ofrece lo que se prometió desde el primer día en que se gestó el proyecto: acción de los 80 con los medios técnicos del 2010. Aparentemente, esto es algo que El equipo A, desde una perspectiva semblante, también promete y consigue sin demasiado esfuerzo, de manera razonablemente satisfactoria. ¿En que se diferencian, pues, The expendables de las nuevas andaduras de Hannibal Smith y sus hombres?

Fácil: en su inteligente y eficaz explotación de la mitomanía más macarra (el elenco de la película de Stallone es difícilmente superable) y, sobre todo, en su voluntad autorreferencial, una voluntad consciente y muy marcada que minimiza la importancia del argumento haciéndolo básico, casi ridículo.

Esta voluntad autorreferencial va desde el guiño directo a la realidad (me refiero a la escena que protagonizan Willis, Arnold y Stallone), hasta la acción hiperbólica (explosiones y desmembramientos son más propios del gore y el anime que de un film al uso), pasando por la parodia no declarada (inconsciente, diría yo) y una evidente nostalgia. Una cualidad autorreferencial que distingue y ensalza a la nueva película de Stallone con respecto a otros films similares, pero que sin embargo se queda corta, dejando la sensación final de que la veta se podría haber explotado mucho más, emplazándonos a una segunda parte para ver lo que da de sí. Mientras tanto, abróchense los cinturones y diviértanse. La ocasión lo merece.

Lo mejor: El personaje interpretado por Mickey Rourke y la BSO (Thinn Lizzy, John Fogerty)
Lo peor: Que la broma se podría haber estirado muuuucho más.

sábado, 7 de agosto de 2010

Consideraciones sobre Christopher Nolan.


De entre todas las cualidades narrativas que C. Nolan posee, quizá la más destacable y personal sea su capacidad de solemnizar el relato. Su poder de convicción a la hora de insuflar importancia y carga trágica a cuanto nos narra es lo que hace que sus películas, a ojos de un espectador impresionable, trasciendan los referentes y/o temáticas a las que esas mismas películas nos remiten. Es por ello que gran parte del público considere superiores sus incursiones en la franquicia Batman que las que realizara en su día Tim Burton, o menosprecie injustamente un film tan notable como El ilusionista en favor de otro de similar calado como es El truco final.

Algo parecido es lo que sucede con Origen. Se trata de un film que retoma punto por punto el ítem de la virtualidad y de la posibilidad de moldear los sueños y solaparlos confusamente con lo real. Un asunto que, aunque tratado ampliamente en anteriores cintas de sci-fi (como Matrix, Abre los ojos, Días extraños o Desafío total), con la excelente arquitectura narrativa de Nolan adquiere para la mayoría una seriedad tan profunda, una pompa tan irresistiblemente seductora, que hace que se olvide casi por completo que dicha temática de novedosa no tiene casi nada.

BABEL 2


Tragedia contemporánea cuya narrativa nos es planteada a modo de historias entrecruzadas. El sueco Lukas Moodysson aborda la globalización y sus penurias (inmigración, explotación, desigual reparto de la riqueza) a través de las historias que les acontecen a tres personajes íntimamente interconectados: un creativo de videojuegos que viaja a Tailandia para firmar un importante contrato, una niñera filipina que emigra a NY para poder brindar a sus hijos un futuro mejor, y una doctora residente en el Soho que es incapaz de conciliar su trabajo con su vida familiar.

Apreciable por su planteamiento crítico y por los valores humanitarios que transmite, Mamut se sostiene gracias a las sobrias interpretaciones de todo su reparto. Su alcance no va mucho más allá: el hecho de que, 3 años atrás, González Iñarritu y Guillermo Arriaga trataran en Babel la misma temática de un modo idéntico (pero con resultados mucho más satisfactorios), pesa muchísimo sobre la nueva película de Moodysson, a la vez que manifiesta su carencia absoluta de originalidad.

jueves, 27 de mayo de 2010

Kick ass


Fiel adaptación del comic-book homónimo obra de Mark Millar y John Romita JR, Kick ass se presenta como una de las opciones más divertidas de la presente temporada y, desde su país de origen, viene avalada por un éxito considerable de crítica y público (Matthew Vaughn ya prepara una secuela para el 2012).

Inicialmente, esta desacomplejada parodia del género superheroico, tiene como referentes cinematográficos a Condorman (Charles Jarrott, 1981) y a la mítica serie El gran héroe americano, aunque pronto su comicidad sabe explotar la veta “teen” abierta años atrás por películas como Supersalidos (Greg Mottola, 2007).

La nueva propuesta del director de Stardust no desfallece en ningún instante gracias a que su apuesta se diversifica con criterio y amplitud, sin caer en el error de agotar pronto el monotema paródico. Y es que Kick ass cumple con creces en todos sus frentes: entretiene, mueve a la carcajada en muchos momentos, sabe provocar con su violencia bizarra, deslumbra por la resolución de sus escenas de acción, emociona y transmite ilusión, electriza con su ritmo endiablado y su selección musical (Joan Jett, New York Dolls), y gratifica al espectador con un buen puñado de guiños frikis, ineludibles referencias al mundo de Cine y el comic.

sábado, 10 de abril de 2010

The road en plan macarra.


Tras un solemne discurso sobre la Fe y la importancia de la palabra de Dios, El libro de Eli se toma menos en serio a sí misma de lo que aparenta. Lo que verdaderamente importa de la nueva película de los hermanos Hughes son sus gratos referentes y sus guiños cinéfilos, que evocan inevitablemente al spaghetti western y la acción postapocalíptica a lo Mad Max. Si Leone o Sergio Corbucci hubieran dirigido The road, el resultado se hubiera asemejado a El libro de Eli. Mientras tanto, parece que estos gemelos le han cogido el gusto al tema postapocalíptico, y ya preparan un remake de Akira, la emblemática película de animación obra del japonés Katsuhiro Ôtomo.

viernes, 5 de marzo de 2010

El gran Cassady


Simpática comedia, afín a las películas más ligeras de los Coen (El gran salto, El gran Lebowski, O brother!), que pone en la picota el militarismo intervencionista estadounidense, sin por ello dejar de burlarse amablemente de las excentricidades y el misticismo del movimiento hippie. Plagada de personajes estrambóticos y de argumento conscientemente absurdo, Los hombres que miraban fijamente a las cabras es la ópera prima del guionista de Buenas noches, y buena suerte, y encuentra su mejor aliado en la vis cómica de sus actores, un reparto de primerísima línea rebosante de encanto. Aunque tiene momentos verdaderamente hilarantes, en su último tercio la película da síntomas de agotamiento a causa de un argumento excesivamente endeble y ridículo. Grata BSO compuesta, entre otros éxitos, por temas de Supergrass, Boston y Billy Idol.

jueves, 18 de febrero de 2010

Viaje al centro de la mente


A estas alturas de la función, negar la maestría de Martin Scorsese es una absoluta ridiculez. Sin embargo, lo que sí que es innegable es el hecho de que, de un tiempo a esta parte, su obra ha perdido personalidad con respecto a títulos emblemáticos como Taxi Driver, Toro Salvaje o Uno de los nuestros (concretamente, y siempre bajo mi punto de vista, su atonía empezó justo después de Casino), una modulación complaciente en pos de un ansiado Oscar que por fin se consiguió con Infiltrados en 2006.

Obtenido el preciado galardón, yo albergaba la leve esperanza de que Scorsese regresara por sus fueros temáticos (redención cristiana, mafia, degradación moral…) de la forma más auténtica posible, pero parece ser que el director de Malas calles está ya demasiado integrado en el mainstream hollywoodiense como para volver a sus orígenes, y Shutter Island es la confirmación de ello. Y es que, aunque considero que la cuarta película que L. DiCaprio rueda con Scorsese es la mejor de su unión, no deja de ser un film de vocación comercial, ceñido a los patrones del género (en este caso el cine de intriga policial más clásico) y de desarrollo previsible desde los primeros minutos, algo a lo que sin duda contribuye el previo visionado del trailer y la lectura de la sinopsis (Indiscutiblemente, las posibilidades de disfrutar aumentan exponencialmente si no se sabe nada, absolutamente nada del film) .

Asumido todo esto, hemos de apuntar que, como intriga clásica, la película aguanta muy bien, generando un interés sostenido en el espectador y guiándolo de forma seductora a través de la trama; y que, tanto en la recreación noir como en los episodios pesadillescos (casi lynchianos), Scorsese está acertadísimo, salvando incluso un desarrollo totalmente tramposo gracias a un twist final inesperado.

Basada en una novela del escritor de Mistic River y Adiós, pequeña, adiós (ambos libros adaptados también con éxito a la gran pantalla, pero de tono más realista), Shutter Island es en definitiva una película que entretiene pero no sorprende, que reconforta pero no estimula, una producción notable desde los parámetros comerciales pero que aleja a su director, quizá ya de manera definitiva, de cualquier postulado autoral.

viernes, 12 de febrero de 2010

El regreso del hombre lobo.


Casi 30 años después de Un hombre lobo americano en Londres, la exitosa película de John Landis, Universal retoma a una de sus criaturas más populares con 2 objetivos principales a cumplir: primero, rendir homenaje a los films de la factoría protagonizados por el famoso y peludo personaje, y segundo, rehabilitarlo comercialmente.

El primer propósito se cumple con nota. El hombre lobo reproduce convincentemente el clima oscuro y neblinoso de las películas de los años 40, así como la estética gótica de las producciones de la Hammer; la caracterización del licántropo es afín a la imagen que el cinéfilo más purista tiene en mente; y la transformación de hombre a lobo es espectacular, además de tributo fiel a la que en su día plasmó Landis en su película. Todos estos referentes, ni que decir tiene, están readaptados a las posibilidades técnicas actuales, haciendo un correcto uso de la digitalización (en los paisajes, principalmente) así como de los avances en maquillaje, y también añadiendo algún destello gore digno de mención.

En lo comercial, será la taquilla la que, después del estreno, dicte su inapelable sentencia... aunque no resulta difícil adivinar que, con referentes tan lejanos y desvinculados del público habitual que visita las multisalas, los resultados no serán demasiado positivos. Esta nueva versión del hombre lobo se vale de la modernidad tecnológica para revisar una historia clásica según los gustos del espectador más nostálgico, pero no los del público general. Por si acaso, el final es lo suficientemente abierto como para justificar una secuela, aunque mucho me temo (y ojalá me equivoque) que ésta no será necesaria.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Por una educación (para las mujeres).


Un alegato feminista, en pro de la educación de las mujeres, sito en el Londres de los 60. Aunque la dirige Lone Scherfig (Italiano para principiantes), realizadora danesa forjada en el movimiento Dogma de L. Von Trier, es una película de desenlace amable y cánones bastantes hollywoodienses (romance, "happy end" aleccionador y algún momento “pop”). Tiene, además, en su admiración declarada a las "películas francesas" y en su pedagógica moraleja, algo que la acerca a "Los cuentos morales", el ciclo de películas obra del recientemente fallecido Eric Rohmer. Recomendable, interesante e ideológicamente muy sólida.

Cualquier tiempo pasado fue mejor...


Tras el descalabro de Canciones de amor en Lolita’s club, el veterano Vicente Aranda vuelve a intentarlo con el género que tradicionalmente le ha sido más propicio: la crónica negra castiza.

Luna Caliente está contextualizada en Burgos, durante el famoso proceso que tuvo lugar en los 70 en dicha localidad castellana. El personaje interpretado por el catalán Eduard Fernández -un poeta, dignatario de la UNESCO, que se encuentra en España de Vacaciones- se ve envuelto en una espiral de pasión enfermiza y crímenes que le hará perder toda ética e integridad personal.

Crítica explícita al pragmatismo y al escaso compromiso antifranquista de algunos intelectuales de la época, Luna Caliente es un film de desarrollo tramposo, que además está torpemente puntuado por constantes (y pretenciosos) aforismos. La historia pierde cualquier atisbo de seriedad a causa de un erotismo de traca y barracón (algunas escenas son verdaderamente sonrojantes por su naturaleza forzada e innecesaria), y de unos diálogos ridículos, sin profundidad alguna.

Si se acortara su metraje, Luna caliente bien podría haber formado parte en la década de los 80 de la exitosa serie La huella del crimen, aunque hoy es la confirmación incuestionable de que Aranda, a sus 83 años de edad, es un director totalmente fuera de honda. Si España tuviera unos premios homólogos a los Razzie, nos hallaríamos ante una sólida candidata a llevarse una ristra de premios.

Lo mejor: Sin duda, la voluptuosidad de la debutante Thaïs Blume.
Lo peor: Todo lo demás.

jueves, 21 de enero de 2010

Nine (y medio)


Nine es la adaptación cinematográfica de un musical homónimo, representado con gran éxito en Broadway desde 1982, que a su vez se basó en 8½, la famosa película de Federico Fellini.

El principal inconveniente de lo nuevo de Rob Marshall, quien varios años después del éxito de Chicago repite en el “género cantarín”, es que la fuente original se trata de un film totalmente autoral, autorreferencial, autobiográfico y libre de cualquier atadura comercial.

8½ es una obra que adquiere verdadero sentido si se conoce la filmografía anterior de Fellini, y en la que el maestro italiano purgó públicamente sus agravios, miedos y frustraciones artísticas. Sabido esto, queda patente el nulo sentido de versionar un filme que únicamente cobraría pleno significado como proyecto íntimo y personal, en el ámbito de una trayectoria individual concreta e intransferible, tal y como sucedió con F. Fellini.

La adaptación de Rob Marshall, carente de esta desesperada justificación artística que empujó al director de La dolce vita y Amarcord a dirigir el film, queda vacía de la intención primogénita, frivolizándola y reduciéndola a la mera sucesión de números musicales que narran, sin pasión alguna, la crisis creativa de un director italiano interpretado por Daniel Day-Lewis.

Partiendo de este sinsentido, entrar en si el film por lo menos nos regala buenos momentos musicales es totalmente secundario. Aunque, para desconsuelo de los más conformistas, ni en eso acierta Marshall pues, salvo “Be italian” y “Cinema italiano”, las escenas cantadas y bailadas no pasan de la medianía por culpa de unas letras simplonas y un ritmo fragmentado que en nada facilita la fluidez de las coreografías

Lo mejor: La fotografía, sobre todo en los pasajes en B/N.
Lo peor: La falta de ideas de la industria hollywoodiense, que nos conduce a aberraciones temáticas como ésta. ¿Qué será lo próximo?¿Versionar Los sueños de Akira Kurosawa? ¿O quizás Takeshis y Glory to the filmmaker de Kitano?

sábado, 16 de enero de 2010

I want to be a family guy...


Up in the air, la nueva película del vanagloriado J. Reitman (hijo del director de Cazafantasmas), adolece del mismo gran defecto que su anterior film, la celebrada Juno: tras un envoltorio indie, "moderno" y muy atractivo para los cinéfilos de nuevo cuño, se escode un discurso social de lo más retrógrado y conservador.

Si en Juno, Reitman se valía de los modos indies (música guay, actores desconocidos, temáticas aparentemente transgresoras) para defender a toda costa la maternidad y cuestionar las prácticas abortistas, aquí aplica la misma técnica de despiste en pro de la institución marital y el candor del hogar tradicional.

Toda la mala leche que Up in the air puede tener en su primera mitad, durante la cual se contemplan con mordacidad las prácticas ejecutivas de las empresas con respecto a la gestión de su personal, se escurre de las manos durante el resto del film: un canto carca a la vida familiar de toda la vida. Que le pregunten a John Cassavetes si esto es Cine "indie".

martes, 12 de enero de 2010

Sherlock Holmes y el Dr. Watson contra Lord Blackwood


Si el novelista Conan Doyle levantara la cabeza, y viera a su amado personaje, ahora interpretado por Robert Downey Jr, practicar artes marciales y deportes de contacto con total maestría mientras se deja engatusar por los irresistibles encantos de una sofisticada fémina, seguramente se querellaría ipso facto con Lionel Wigram, autor del cómic en que está basada esta película, y de paso también con el “ex” de Madonna, Guy Ritchie, responsable directo de esta adaptación cinematográfica.

Este sentimiento de rechazo airado será también el que, muy probablemente, compartan gran parte de los seguidores más fieles de las aventuras literarias del sabueso de Baker Street, de las que el director de Snatch y RocknRolla, fiel a la reinterpretación que se hace en el tebeo de Wigram, sólo ha conservado la oratoria hipotético-deductiva de su protagonista y la ambientación victoriana de un Londres decimonónico (de lo más conseguida, todo hay que decirlo, gracias a los prodigios de la digitalización).

Pero si el espectador medio, libre de la respetable atadura que supone la influencia del original, consigue levantar estas barreras puristas (a mi me costó unos 20 minutos), se hallará ante una película de acción y aventuras altamente entretenida, de ritmo vertiginoso y con una buena ristra de diálogos rebosantes de simpatía e ingenio, y con un Holmes totalmente transmutado, más aficionado al mamporro y la acrobacia que al violín y los placeres del opio. Sherlock Holmes es un film que, si funciona en taquilla (y difícilmente no lo haga), dará para alguna que otra secuela, por el simple motivo de que es lo más similar al concepto clásico de cine-espectáculo que servidor ha visto desde las tres primeras películas de Indiana Jones. Evasión en estado puro.

martes, 5 de enero de 2010

Un tipo serio.


Si no fuera por el origen judío de sus directores y por la declarada voluntad autobiográfica de la película, pensaría que Un tipo serio emana mofa antisemita de principio a fin. Algo inconclusa e insípida argumentalmente, la nueva película de los Coen destila la ironía, el absurdo y esa concepción tragicómica de la existencia que tanto han caracterizado toda la filmografía de la famosa pareja realizadora. Además, da la sensación que el director bicéfalo cada día se parece más a W. Allen: peli por año, antihéroe con gafas, mirada irónica de unos supuestos orígenes semitas... ¿Para cuando la hipocondría, la verborrea y las localizaciones en NY?... Todo se andará. Recomendable, sin más.