sábado, 8 de marzo de 2008

Algunos días en Septiembre. Poco antes del 11S.


Tragedia de espionaje. Triller intimista. Intriga de vocación autoral… Definir con exactitud la ópera prima de Santiago Amigorena, guionista argentino afincado en Francia desde hace ya algunos años (y de quien se comenta está viviendo una relación afectiva con la Binoche), puede ser una tarea harto compleja y de resultado incierto y/o poco convincente.
Primero, porque, por mucho que el director haya mentado a James Bond y El tercer hombre como referentes ineludibles, como aventura de espías a la película le faltan la acción y la tensión narrativa propias de dicho género. Segundo, porque, como obra de tesis y trabajo de autor, Algunos días en Septiembre es una película de postulados demasiado inconcretos como para ganarse ese calificativo.
Que algo más allá de la mera intriga se nos quiere explicar parece estar claro, y su propuesta estética está deliberadamente encaminada a ello: los constantes fondos desenfocados y sin profundidad de campo hacen referencia a la miopía y falta de perspectiva de los personajes ante los dramáticos acontecimientos que se avecinan, los atentados del 11 de Septiembre de 2001. Más allá de eso, todo resulta demasiado latente y pretencioso como para despertarnos verdadero interés o admiración. Una lástima, si tenemos en cuenta que recientemente Spike Lee, en Plan oculto, sí que consiguió aunar entretenimiento y reflexión política sin que ninguna de estas dos facetas se resintiera.
Para el recuerdo su deslumbrante reparto, en especial el actor John Turturro, en la piel de un personaje similar a los que pueblan las películas de los Coen: un implacable sicario en permanente contacto telefónico con su psicoanalista.