viernes, 21 de enero de 2011

Cuando el mal gusto provoca vergüenza ajena.


Lo peor de Carne de neón no es que su falta de originalidad la asemeje a una versión ibérica y casposa de una película de Guy Ritchie, pues con lo ibérico y lo casposo, tal y como nos han demostrado Berlanga, de la Iglesia o Santiago Segura, se pueden alcanzar cotas de creatividad de lo más elevadas, mientras que el trasunto y la revisión han estado siempre a la orden del día en cualquier campo artístico.

Lo peor de este espanto que sorprendentemente obtuvo relativa buena acogida en el festival de Sitges, es el mal gusto del que hace gala de principio a fin. A través de un humor grueso, soez y absolutamente inadecuado, Cabezas frivoliza sobre asuntos tan serios y dramáticos como la explotación sexual, el tráfico ilegal de personas, el alzeheimer o el maltrato a la mujer, cuestiones sobre las que no se puede bromear ni aun queriendo ir de políticamente incorrecto.

Podrán acusar a los que rechacen este filme de no apoyar al cine español pero, no nos engañemos, con pestiños como éste no vamos a ninguna parte... hasta las películas de Mariano Ozores desprendían mayor delicadeza que este engendro que quiere pasar por gracioso y se queda sólo en sonrojante.

martes, 18 de enero de 2011

6 certezas sobre The tourist.


1- Angelina Jolie está en el chasis. Le faltan unos cuantos bocadillos de jabugo y debería visitar a un nutricionista urgentemente.
2- Entre la susodicha y J. Depp no hay ningún tipo de química.
3- Ninguno de los 2 personajes intrepretados por los dos actores antes mentados desprende el más mínimo carisma.
4- El secreto de Anthony Zimmer (Jérôme Salle, 2005) es mucho más regular y efectiva que este remake americano. Lastimosamente, al tratarse de una película francesa y no de una superproducción hollywoodiense, su difusión fue mucho menor.
5- The tourist intenta emular en vano la sofisticación de Charada (Stanley Donen, 1963) y Con la muerte en los talones (Alfred Hitchcock, 1959). Es mucho mejor revisar en casa cualquiera de estos dos clásicos que gastarse 8 euros en ver una tentativa frustrada.
6- Para hacer esto, Florian Henckel-Donnersmarck, el director de la aclamada La vida de los otros, podría haber continuado su prometedora carrera en su Alemania natal.

jueves, 13 de enero de 2011

La daga de Rasputín.


Cuando pienso que semejante bodrio ha costado la friolera de 5 millones de euros, se me parte el alma. No es que en nuestro solar patrio andemos sobrados de talento y transparencia, pero quiero creer que, en una época de restricciones como la que nos está tocando vivir, semejante morterada bien podría haber sido invertida en una causa más noble (no diré más rentable, pues los datos de taquilla muchas veces son injustos e impredecibles), como por ejemplo promocionar la obra de nuevos valores o darle un empujoncito a la formación cinematográfica.

Entrar en disquisiciones acerca de las "cualidades" del segundo filme de Bonilla como director es meterse en terreno baldío, caer en la reiteración y en cuestiones más que consabidas: La daga de Rasputín es una comedia gruesa y anticuada, con un reparto que desprende caspa y olor a fritanga, y un humor que no va más allá del "caca, culo, pedo, pis". Triste, muy triste.