viernes, 29 de agosto de 2008

Espinosa, ahora director.



En su ópera prima, el guionista catalán Albert Espinosa, apuesta por el humor blanco y los buenos sentimientos para encarar un tema tan sumamente delicado como el de la discapacidad. Espinosa, pese a sus innegables buenas intenciones (no olvidemos que él mismo padece una disminución a causa un cáncer sufrido en la infancia), resbala en su intención de aunar reflexión y comedia. En su faceta reflexiva, el filme resulta demasiado pueril y poco esclarecedor como para dejarnos huella; por su parte, en su vertiente cómica, y salvo algún destello, No me pidas que te bese…reitera en demasía el chiste grueso y, para qué negarlo, de escasa gracia (la palabra "paja" es sin duda la que aparece con más frecuencia y fruición a lo largo de la película). Si a esto le sumamos una buena dosis de sensiblería demasiado forzada y un protagonista con síndrome de Peter Pan que resulta desesperante por su falta de resolución, llegaremos a la conclusión de que sólo la inédita faceta de Espinosa como actor (secundario) sorprende positivamente dentro de un producto fallido. Un producto que bien podría haber emulado una pizca a películas como Las llaves de casa, ¿A quien ama Gilbert Grape? o Bailo por dentro para exponer algo verdaderamente interesante sobre la discapacidad y todo aquello que la envuelve.