sábado, 15 de diciembre de 2007

G.W.B.: Caso cerrado.



Nos hallamos ante una obra tan polémica e impactante, como apasionante y elaborada. Una propuesta novedosa que, desde la verídica perspectiva de un mockumentary (o falso documental) de investigación, nos plantea las implicaciones sociopolíticas que tendría el no tan descabellado magnicidio del actual presidente de los EEUU, George Bush.

La película de Gabriel Range, pese a la a veces integrista e inargumentada opinión de algunos críticos (no cito nombres), funciona a la perfección en sus tres facetas principales. Como falso documental, el verismo que destilan sus imágenes es tan creíble como cualquier reportaje de la CNN o de la BBC; como obra de tesis política, la analogía que se establece con los acontecimientos derivados del 11S es tan oportuna y acertada como cualquier disertación politológica del más alto nivel; y, por último, como thriller, el film desmadeja la intriga de forma progresiva, generando expectativas e interés que colma sobradamente con un dramático y esclarecedor desenlace. Todo esto, eludiendo el humor burdo al que se presta este tipo de propuestas basadas en la farsa documental (me viene a la memoria CSA). Créanme si les digo que Muerte de un presidente se trata del mejor falso documental desde Zelig.

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