sábado, 7 de agosto de 2010

Consideraciones sobre Christopher Nolan.


De entre todas las cualidades narrativas que C. Nolan posee, quizá la más destacable y personal sea su capacidad de solemnizar el relato. Su poder de convicción a la hora de insuflar importancia y carga trágica a cuanto nos narra es lo que hace que sus películas, a ojos de un espectador impresionable, trasciendan los referentes y/o temáticas a las que esas mismas películas nos remiten. Es por ello que gran parte del público considere superiores sus incursiones en la franquicia Batman que las que realizara en su día Tim Burton, o menosprecie injustamente un film tan notable como El ilusionista en favor de otro de similar calado como es El truco final.

Algo parecido es lo que sucede con Origen. Se trata de un film que retoma punto por punto el ítem de la virtualidad y de la posibilidad de moldear los sueños y solaparlos confusamente con lo real. Un asunto que, aunque tratado ampliamente en anteriores cintas de sci-fi (como Matrix, Abre los ojos, Días extraños o Desafío total), con la excelente arquitectura narrativa de Nolan adquiere para la mayoría una seriedad tan profunda, una pompa tan irresistiblemente seductora, que hace que se olvide casi por completo que dicha temática de novedosa no tiene casi nada.

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