martes, 26 de octubre de 2010

Sobre Stone y las medias.


Nunca he dudado de que las notas medias que aparecen en las bases de datos cinematográficas (FA y IMDB) pueden marcar la tendencia al voto de buena parte de los participantes. Así, si una película está valorada mayoritariamente mal, lo normal es que los votos venideros, ante la duda, tiendan a una valoración negativa, y viceversa.

Stone, el nuevo film de John Curran, no sólo me confirma este "fenómeno", sino que se me antoja un ejemplo exacerbado del mismo: mientras que aquí, en FA, el film tiene (a fecha del 26 de Octubre de 2010) un 3’8 de media, en IMDB, con 4 veces más votos registrados, la película se planta con una puntuación de 7.

¿Son los votantes de FA muy listos? ¿Los de IMDB muy tontos? Nada de eso, se trata de tendencia, de pura tendencia: ante la duda, el indeciso tiende a mimetizar el voto de la mayoría, lo que puede provocar desarreglos como el de Stone.

¿Y porqué le llamo desarreglo? Pues porque Stone es un film más que respetable. Es cierto que su trailer promete cosas que luego la película no desarrolla, pues en realidad Stone sólo flirtea con los códigos del cine negro (femme fatal Jovovic), del thriller (erótico, judicial, policial) y del drama carcelario, sin explotarlos satisfactoriamente para el espectador medio. Pero, ¿es en realidad Stone alguna de esas 3 cosas? Yo creo que no.

No perdamos de vista un aspecto esencial: los trailers son propaganda mercadotécnica que casi nunca se corresponden con la realidad. Así, si olvidamos cualquier influencia previa de su teaser, Stone puede ser calificada de drama humano, íntimo y existencial que sólo se vale de las convenciones genéricas para, mediante el lucimiento de sus actores (notables los tres), exponernos cuestiones referentes a la Fe, a la autoridad, al deseo y a la libertad. La realización, cargada de simbólicas imágenes (la de la abeja y la ventana, por ejemplo), ayudará a esta exposición reposada y trascendente. Stone es, en definitiva, una película para espectadores pacientes, desprejuiciados… y no influenciables.

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