viernes, 11 de enero de 2008

XXY. El síndrome de Klinefelter.


Según las normas genéticas más elementales, los hombres poseen los cromosomas XY, y las mujeres los XX. En el síndrome de Klinefelter se presentan los cromosomas XXY, que son los que determinan la ambigüedad sexual (o hermafroditismo) del sujeto en cuestión. Algo tan sencillo de explicar como esto (apenas 2 líneas) y los inconvenientes emocionales que conlleva a los afectados, en la película de la argentina Lucía Puenzo se torna casi inenarrable, más por omisión que por ineptitud de la realizadora. Inicialmente, el planteamiento de XXY se teje de manera poco hábil; retardando, mediante diálogos incompletos e imágenes de un pretendido lirismo, la revelación de la trama. A la postre, esta demora y alargamiento encuentran su justificación en el hecho inapelable de que el verdadero meollo no hubiera dado para los 90 minutos que dura el film, no en vano éste está inspirado es un relato corto de Sergio Bizzio llamado "Cinismo". Si a esto le añadimos el amago escabroso que adopta la película en su último tercio, llegaremos a la conclusión de que XXY es otra de las beneficiadas de los buenos ojos con que en España, gracias al merecido éxito cosechado por 9 reinas y El hijo de la novia, todavía contemplamos al nuevo cine argentino.

2 comentarios:

lenoreanabel dijo...

Iba a ir a verla por ricardo darín, pero me parece que me voy a abstener.

Xavier Segui dijo...

El síndrome de Klinefelter no es para nada un signo de hermafroditismo. La sexuación, o proceso de constitución de los sexos, es bastante más complejo que una yuxtaposición de los cromesomas: ahí comienza, a las 4 semanas del embarazo, un largo proceso que dura todo el período fetal y tarda todavía tiempo en consolidarse tras el nacimiento.