miércoles, 2 de enero de 2008

Soy leyenda. Siempre nos quedará la Fe.


La primera hora de Soy leyenda, en la que se describen adecuadamente la rutina diaria y el sentimiento de soledad que acompañan al personaje interpretado por Will Smith en un desolado Nueva York, tiene la virtud de generar en el espectador una curiosidad sostenida. La cosa empieza a aflojar cuando los efectos digitales toman las riendas de la narración y la conducen hacia una convencional historia de acción postapocalíptica. Con todo, este segundo segmento aguanta el tipo gracias a la buena resolución y el alto voltaje de sus escenas más adrenalíniticas. Lo verdaderamente irrescatable del filme es el peligroso mensaje final que desprende la historia: cuando la ciencia falla, siempre nos queda la Fe. Resbaladizo eslogan en una sociedad -los actuales EEUU- en la que el puritanismo creacionista está en alza.

Spoiler:Con respecto al nefasto mensaje pseudorreligioso, es muy revelador el sonido final de las campanas de una iglesia que se escucha cuando dos de los personajes llegan a la única comunidad superviviente.

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