viernes, 21 de enero de 2011

Cuando el mal gusto provoca vergüenza ajena.


Lo peor de Carne de neón no es que su falta de originalidad la asemeje a una versión ibérica y casposa de una película de Guy Ritchie, pues con lo ibérico y lo casposo, tal y como nos han demostrado Berlanga, de la Iglesia o Santiago Segura, se pueden alcanzar cotas de creatividad de lo más elevadas, mientras que el trasunto y la revisión han estado siempre a la orden del día en cualquier campo artístico.

Lo peor de este espanto que sorprendentemente obtuvo relativa buena acogida en el festival de Sitges, es el mal gusto del que hace gala de principio a fin. A través de un humor grueso, soez y absolutamente inadecuado, Cabezas frivoliza sobre asuntos tan serios y dramáticos como la explotación sexual, el tráfico ilegal de personas, el alzeheimer o el maltrato a la mujer, cuestiones sobre las que no se puede bromear ni aun queriendo ir de políticamente incorrecto.

Podrán acusar a los que rechacen este filme de no apoyar al cine español pero, no nos engañemos, con pestiños como éste no vamos a ninguna parte... hasta las películas de Mariano Ozores desprendían mayor delicadeza que este engendro que quiere pasar por gracioso y se queda sólo en sonrojante.

1 comentario:

Antoine Doinel dijo...

Si no me equivoco esto era un corto que tuvo cierto calado hace un lustro ya pero que ha tardado demasiado en ser llevado al cine, tapoco es que me interese mucho la verdad, a mi es que este muchacho...