jueves, 28 de octubre de 2010

Quien tiene un amigo, tiene un tesoro.


El especialista en comedias Todd Phillips vuelve a probar fortuna en dicho género aprovechando que el buen sabor de boca que dejó su anterior película, Resacón en las Vegas, permanece todavía fresco en la memoria. Y lo hace sin devanarse demasiado los sesos, recurriendo a una mezcla de los tópicos, simples pero efectivos, pertenecientes a las road movies y de la buddy movies (pelis de coleguillas), y repitiendo también en el reparto con el actor greco-estadounidense Zach Galifianakis, el mejor, con diferencia, de aquel y de éste film.

Así pues, no es difícil imaginar que Salidos de cuentas es, ante todo, un carrusel de los enredos, torpezas y despropósitos sufridos en ruta por R. Downey Jr por culpa del extravagante carácter del citado Galifianakis. Y que, a causa de la gracia de éste último, la comicidad del film mantiene su tono pese a su falta de originalidad y su tendencia final a la exageración.

Las apariciones estelares (Juliette Lewis, Jamie Foxx y el rapero RZA) y la BSO (Wolfmother, Rod Stewart, Cream, Neil Young) sirven con eficacia para apuntalar un interés que va en descenso. Film que va a menos pero que evita, in extremis, la colisión.

martes, 26 de octubre de 2010

Sobre Stone y las medias.


Nunca he dudado de que las notas medias que aparecen en las bases de datos cinematográficas (FA y IMDB) pueden marcar la tendencia al voto de buena parte de los participantes. Así, si una película está valorada mayoritariamente mal, lo normal es que los votos venideros, ante la duda, tiendan a una valoración negativa, y viceversa.

Stone, el nuevo film de John Curran, no sólo me confirma este "fenómeno", sino que se me antoja un ejemplo exacerbado del mismo: mientras que aquí, en FA, el film tiene (a fecha del 26 de Octubre de 2010) un 3’8 de media, en IMDB, con 4 veces más votos registrados, la película se planta con una puntuación de 7.

¿Son los votantes de FA muy listos? ¿Los de IMDB muy tontos? Nada de eso, se trata de tendencia, de pura tendencia: ante la duda, el indeciso tiende a mimetizar el voto de la mayoría, lo que puede provocar desarreglos como el de Stone.

¿Y porqué le llamo desarreglo? Pues porque Stone es un film más que respetable. Es cierto que su trailer promete cosas que luego la película no desarrolla, pues en realidad Stone sólo flirtea con los códigos del cine negro (femme fatal Jovovic), del thriller (erótico, judicial, policial) y del drama carcelario, sin explotarlos satisfactoriamente para el espectador medio. Pero, ¿es en realidad Stone alguna de esas 3 cosas? Yo creo que no.

No perdamos de vista un aspecto esencial: los trailers son propaganda mercadotécnica que casi nunca se corresponden con la realidad. Así, si olvidamos cualquier influencia previa de su teaser, Stone puede ser calificada de drama humano, íntimo y existencial que sólo se vale de las convenciones genéricas para, mediante el lucimiento de sus actores (notables los tres), exponernos cuestiones referentes a la Fe, a la autoridad, al deseo y a la libertad. La realización, cargada de simbólicas imágenes (la de la abeja y la ventana, por ejemplo), ayudará a esta exposición reposada y trascendente. Stone es, en definitiva, una película para espectadores pacientes, desprejuiciados… y no influenciables.

domingo, 17 de octubre de 2010

El mercado del arte moderno.


Lo que a priori se presenta como una crónica bien documentada sobre el auge del street art, a la par que indisimulada loa al ya henchido ego del artista anónimo conocido como Banksy, tiene la envidiable virtud de reformularse con rapidez.

Tras sesenta entretenidos minutos de gracioso retrato callejero, compuesto enteramente por imágenes captadas con video casero, Exit Through the Gift Shop adopta un tono más serio sin perder su inicial ironía, y se convierte en una reflexión – en la que Banksy es sólo gancho y catalizador- que cuestiona el verdadero valor del arte contemporáneo.

Una reflexión que recela de los advenedizos de dicho arte y que se ríe de la actual modernidad artística, situando al film, en lo que a discurso se refiere, al mismo nivel que Fraude (Orson Welles, 1973). Una brillante lección, de proyección obligada en todas las facultades de Bellas Artes.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Yo soy la Diana... o Diana al desnudo (y nunca mejor dicho).


Aunque los nombres de sus protagonistas son diferentes, DiDi Hollywood plantea su argumento como si se tratara de una continuación natural de Yo soy la Juani, la anterior producción del director catalán Bigas Luna.

Pero mientras que aquel film, con todas sus taras y defectos, constituía un reflejo inédito (y bastante acertado) de la cultura y las aspiraciones de los jóvenes “poligoneros”, esta secuela no declarada se queda en el cliché manido y en la superficialidad más improductiva a la hora de retratar el ascenso de una españolita en la Meca del Cine.

Bigas Luna, que conoce el mercadeo cinematográfico igual de bien que Almodóvar, ha recurrido a la cotizada cara de la Pataky (además de a otros de sus muchos atributos femeninos) para asegurarse el éxito comercial. Sin entrar a valorar las limitadas cualidades artísticas de la actriz protagonista, esta estrategia será seguramante válida en la taquilla, pero ni deslumbrará ni despistará lo suficiente al espectador mínimamente exigente dentro de la sala, en el momento de percibir las muchas carencias de esta versión cutre de Eva al desnudo.

La pulcra y luminosa realización que luce la película no será tampoco un motivo de peso capaz de ocultar la poca profundidad dramática de todas las situaciones planteadas, la intermitencia de la mayoría de los personajes y la escasa emotividad de un insatisfactorio clímax. Fiasco.