
Mirada íntima, pausada y antropológica a las interioridades de una familia judía compuesta por un rabino, su esposa y su hijo pequeño, y que se centra, esencialmente, en la relación que mantiene el mentado rabino con su vástago, una relación paterno-filial marcada por el autoritarismo y la desatención de aquel a causa de su excesivo fervor religioso.
En su ópera prima, el israelí David Volach documenta fidedignamente algunos de los ritos y tradiciones hebraicas, y se muestra delicado en su tratamiento; parsimonioso y contemplativo, en su exposición; y, en sus trágicas conclusiones, crítico hacia el fanatismo judaico.
Nos hallamos, pues, ante una apuesta arriesgada e interesante, pero no apta para espectadores convencionales: a la tibieza de su denuncia, My Father, My Lord suma también un exasperante ritmo, tan retardado y poco ágil que puede llevar al tedio más absoluto hasta al más paciente y predispuesto.
En su ópera prima, el israelí David Volach documenta fidedignamente algunos de los ritos y tradiciones hebraicas, y se muestra delicado en su tratamiento; parsimonioso y contemplativo, en su exposición; y, en sus trágicas conclusiones, crítico hacia el fanatismo judaico.
Nos hallamos, pues, ante una apuesta arriesgada e interesante, pero no apta para espectadores convencionales: a la tibieza de su denuncia, My Father, My Lord suma también un exasperante ritmo, tan retardado y poco ágil que puede llevar al tedio más absoluto hasta al más paciente y predispuesto.